William Wyler (Mulhouse hoy Francia, entonces Alemania, 1 de julio de 1902
- Los Ángeles, 27 de julio de 1981) fue un prolífico y sobresaliente
director de cine, de origen suizo-alemán, y tres veces ganador del
Premio de la Academia.
Wyler, con el nombre de nacimiento de Willi Weiller, nació en 1902 en una
familia judía de Mulhouse, ciudad de la región francesa de Alsacia (que
desde la guerra franco-prusiana formaba parte del Imperio alemán). Se
educó en Lausana (Suiza), y luego estudió violín en el Conservatorio de
París.
Estaba emparentado con Carl Laemmle, fundador de los estudios Universal
Pictures, a través de su madre, prima de Laemmle. En 1921 se trasladó a
los Estados Unidos. Gracias a estas conexiones familiares, y sobre todo
por su talento precoz, fue el más joven director de la Universal en 1925.
En 1928, se convirtió en ciudadano naturalizado estadounidense.
Pronto demostró que era un competente artesano y un riguroso director de
escena, y a principios de los años treinta se convirtió en uno de los
mejores activos de la Universal, dirigiendo películas tan sólidas como The
Love Trap (1929), Hell's Heroes (1930), ¿Héroe o cobarde? (1932) y Una
chica angelical (1935).
Más tarde fue contratado por Samuel Goldwyn y dirigió películas de gran
calidad como Esos tres (1936), Rivales (1936), una obra maestra como
Desengaño (1936), Dead End (Callejón/Calle sin salida) (1937), Jezabel
(1938), Cumbres borrascosas (1939), La Carta (1940), The Westerner (1940)
y La loba (1941). La mítica y legendaria actriz Bette Davis dijo en varias
ocasiones que fue el único director que supo dirigirla correcta y
completamente.
Entre 1942 y 1945 Wyler se enroló en el Cuerpo Aéreo del Ejército de los
Estados Unidos con el grado de mayor y mientras la guerra estaba todavía
en curso dirigió dos documentales y dos películas de ficción. Los dos
documentales fueron rodados en dos frentes aéreos diferentes. El primer
documental, Memphis Belle: A Story of a Flying Fortress, fue rodado en
Inglaterra y en el cielo alemán en 1943 y fue proyectado en las salas
estadounidenses en 1944. Fue rodado a bordo del célebre bombardero B-17
Memphis Belle durante su última misión de bombardeo sobre territorio
enemigo, misión que hizo de él el primer bombardero estadounidense en
terminar su ciclo de 25 misiones obligatorias. Volvió de dicha misión sin
un sólo rasguño y con su tripulación en perfecto estado de salud, pero la
película de ficción Memphis Belle (de 1990) dramatizó esa última misión
por razones comerciales, con daños en el aparato causados por fuego
enemigo y con heridos a bordo. El segundo documental, Thunderbolt! fue
rodado en otro frente aéreo: el de las acciones de ametrallamiento y
bombardeo que los cazas P-47 Thunderbolt llevaron a cabo en los primeros
meses de 1944, en Italia, durante la Operación Strangle, cortando los
suministros alemanes que venían por tierra desde el norte. Este documental
no fue proyectado en los cines de Estados Unidos hasta 1947, una vez
terminada la guerra. Las dos películas de ficción que Wyler rodó durante
la guerra fueron de las primeras en captar el estado de ánimo de la nación
conforme se preparaba para la batalla y, cuatro años más tarde, para la
paz: la primera, La señora Miniver (1942), narra la historia de una
familia inglesa de clase media que se adaptaba a la guerra en Europa y
ayudaba a preparar al público estadounidense a la vida en tiempos de
guerra (y galvanizó el apoyo a los británicos). La segunda, Los mejores
años de nuestra vida (estrenada en 1946), cuenta la historia de tres
veteranos que volvían a casa y que intentaban adaptarse a la vida civil,
dramatizando los problemas de los veteranos que regresaban con quienes se
habían quedado en casa durante el conflicto. Wyler logró con ambas
películas tanto el premio de la academia al mejor director como el premio
a la mejor película.
Durante los años cincuenta y sesenta, Wyler dirigió toda una serie de
películas aclamadas por la crítica, entre las que cabe destacar Vacaciones
en Roma (1953) que presentó a Audrey Hepburn al público estadounidense y
le llevó a ganar su primer Óscar; La heredera, que hizo ganar a Olivia de
Havilland su segundo Óscar y Ben-Hur, con la que consiguió todos los Óscar
de la edición de 1959; los once premios que ganó sólo han sido igualados
dos veces, por Titanic en 1997 y El Señor de los Anillos: el retorno del
Rey en 2003).
En 1965, Wyler obtuvo el Premio en Memoria de Irving Thalberg a los logros
de toda su carrera. Once años más tarde, recibió el Premio a toda su
carrera por parte del American Film Institute. Además de los premios de la
Academia que consiguió, diez de sus películas fueron nominadas a la mejor
película. Recibió doce nominaciones como Mejor Director, ganándolo tres
veces, mientras que tres docenas de sus actores ganaron el premio o fueron
nominados a él.
Wyler estuvo casado durante un breve periodo con Margaret Sullavan (25 de
noviembre de 1934 a 13 de marzo de 1936); su matrimonio con Margaret
Tallichet, desde el 23 de octubre de 1938 hasta su muerte, fue un éxito y
tuvieron cuatro hijos. El 24 de julio de 1981, Wyler fue entrevistado
junto a su hija, la productora Catherine Wyler, para un documental de PBS
sobre su vida y su carrera: Dirigido por William Wyler. Tan sólo tres días
más tarde, Wyler murió de un ataque al corazón. Las últimas palabras de
Wyler en la película se referían a una visión de dirigir su «próxima
película...Going Home (Regreso al hogar)». Wyler está enterrado en el
cementerio de Forest Lawn Memorial Park en Glendale, California.
Valoraciones
Wyler dirigió películas de todo tipo, sin ningún tipo
de tema que fuera su marca personal en el cine. Pero sus películas estaban
siempre bien hechas, resultaban bellas y su forma de rodar era
reconocible, incluyendo innovaciones como la profundidad de campo (luego
usada por Welles). Era conocido por realizar decenas de tomas de cada una
de las escenas de sus películas, y por exigir gran control sobre la
historia, las localizaciones y el personal de cada producción. Por ello es
dudoso afirmar, como se hace, que Wyler, como Michael Curtiz, no tuvo su
propio estilo particular. Hoy se le incluye entre los directores de cine
más valiosos.
Su naturaleza meticulosa y su atención al detalle fueron efectivos, y
logró tanto el éxito popular como el de crítica no especializada. No
construyó un conjunto de intérpretes como Capra, Sturges o Ford. Orson
Welles le llamaba burlonamente un "brillante productor", pero más bien era
un 'studio-director' que supo trabajar muy bien y controlar las
imposiciones de los estudios.
Durante unos años ha sido un director no bien considerado. Seguramente el
peso de la crítica francesa (Cahiers su Cinéma, Positif), que destacaban
mucho a John Ford, Howard Hawks, Nicholas Ray o al propio Welles, que
influyó con su desdén por Wyler en el crítico americano Andrew Harris
(publicaba la edición inglesa de Cahiers). Así que The American Cinema
(libro de Harris) se sumó a las voces sectarias al respecto de esas por lo
demás excelentes revistas.
Ahora bien, en contra de muchos de sus coetáneos, André Bazin (1918-1958)
—un crítico tan importante, creador de Cahiers du Cinéma, autor de un
Orson Welles—, señaló en un gran texto sobre Wyler, cómo no era difícil
reconocer su personal firma, al igual que sucedía con las películas de
Lang, Ford o Hitchcock. Su ética de la puesta de escena, su personal
ascesis, lograda con un trabajo riguroso con los actores (que expresan
precisamente la acción), logró un gran "cine-escritura". El cine puro,
decía Bazin, existe en muchas combinaciones narrativas, no es una materia
independiente y aislable: "el cine más bien un estado estético de la
materia", y nadie ha sabido "contar mejor una historia en "cine'" que
Wyler.
El Festival de Berlín le dedicó una retrospectiva en 1996, y poco a poco
pese a la ausencia de bibliografía francesa, se está siguiendo la senda
valorativa de Bazin.
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